sábado, 26 de septiembre de 2009

Hamburgo,

Esta semana estuve deambulando por la ciudad de Hamburgo, cuando las tareas profesionales me le permitían, y os puedo decir que, como en otras ocasiones en la que he visitado otras ciudades europeas, me sorprendió gratamente. El visitar este tipo de ciudades, en las que el agua forma parte del urbanismo, me reafirma en la creencia de que este tipo de ciudades en las que los ríos, lagos y costas se integran en el entorno, tienen una vida especial. Hamburgo tiene como uno de sus principales protagonistas al río Elba, además del río Alster y Bille, de hecho el centro de la ciudad está situada alrededor de los lagos artificiales Innenalster (Alster interior) y el Außenalster (Alster exterior), originarios ambos del río Alster.





Otras de las cosas que me sorprendió gratamente, es la cantidad y la calidad de la cerveza. Si algo hicimos, viajé a Hamburgo con un buen amigo, fue beber cerveza, y qué cerveza. Allí no hay cañas, en Hamburgo se bebe y se degusta la cerveza en vasos de medio litro como mínimo. Así da gusto. Bebimos y comimos, codillo, salchichas de todo tipo, hamburger, y hasta nos dio tiempo de comer sushi y sashimi en la orilla del puerto, que aunque son platos japoneses, con una buena cerveza y tan cerca del puerto pareciesen alemanes, sino fuera porque los comimos con palillos.
La gente se entremezcla, hay un clima de permisividad cultural. Todos, y digo todos, hablan inglés aparte del alemán. Desde el señor del taxi hasta la camarera del restaurante. Y las bicicletas son uno de los transportes por excelencia. Es una de las formas más corrientes de circular por una ciudad llena de parques, grandes avenidas y espacios abiertos para el disfrute de los viandantes. Es una ciudad viva, donde pienso volver en cuanto se me presente la oportunidad.

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